sábado, 10 de octubre de 2009

GRUPO PROPEDÉUTICO 2009

El grupo propedéutico es una experiencia maravillosa de introducción , de inducción, de conocimiento de la vida de seminario. Por medio de esta experiencia afianzamos la decisión de seguir a CRISTO.
El popedéutico es el espacio por medio del cual empezamos el proceso de discípulado y de conversión, vivimos una fuerte experiencia de oración, vida comunitaria, una excelente formación académica y las primeras acciones pastorales.
Realmente el grupo propedéutico es un periodo indispensable de formación en todos los aspectos y un camino necesario de recorrer en la vocación hacia el sacerdocio. En el propedéutico todos sus integrantes tenemos la posibilidad de conocernos e integrarnos como una familia en Cristo.
El propedéutico me ha ayudado a desarrollar mis capacidades culturales y deportivas; PERO PRINCIPALMENTE ME AYUDÓ A TENER UN ENCUENTRO ÍNTIMO CON JESÚS Y LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Le doy infinitas gracias a Dios por permitirme vivir esta experiencia sin igual .

viernes, 9 de octubre de 2009


¡ POR JESÚS VALE LA PENA DEJARLO TODO¡
NO TENGAS MIEDO DE SEGUIRLO


JESÚS DA EL PLENO SENTIDO A LA VIDA, EN EL ESTÁ LA FELICIDAD COMPLETA.



DOCTRINA Y PASTORAL SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA: “EL ANUNCIO VIVO Y EFICAZ PARA TRANSFORMAR LA REALIDAD”

REALIDAD SOCIOECONÓMICA: “En busca de un desarrollo humano integral y sustentable.”

Lo social comprende dimensiones importantes y fundamentales para el desarrollo en todos sus aspectos de la humanidad: lo sociopolítico, socioeconómico, sociocultural, socioreligioso… Al adentrarnos en la realidad económica la doctrina y pastoral social de la Iglesia juzga, pero también ilumina este campo de la sociedad. En la actualidad es necesario conocer y analizar cómo la sociedad demanda y satisface necesidades múltiples, con recursos escasos valiéndose de diversos modelos económicos. Lo importante está en mirar si estos sistemas si son verdaderamente humanos o todo lo contrario inhumanos; si se están satisfaciendo las necesidades prioritarias, cómo lo están haciendo y si realmente contribuyen al desarrollo humano integral y sustentable en libertad, pues hoy día éste es el gran reto que la justicia social debe cumplir para superar la desigualdad y dar solución a la mayor parte de los problemas económicos que oprimen al planeta entero. En el seminario académico se habla también de un fin último de la economía que debe ser el bien común, si éste no se cumple la economía se devuelve contra el hombre, creando pobreza y destruyendo la riqueza. La realidad socioeconómica es clara: hay una enorme desigualdad, los ricos cada vez acumulan más capital, es decir, son más ricos y los pobres son explotados y utilizados, cada vez son más pobres, además, no hay igualdad en oportunidades.
Un fenómeno que influye tanto positiva como negativamente en la realidad socioeconómica es la Globalización que crea una nueva cultura, una nueva realidad política. Es un fenómeno neutro en el cual la intención es “lo malo o lo bueno”, se presenta como una oportunidad para el desarrollo de los pueblos, una posibilidad de integración, abriendo fronteras, privilegiando lo científico-técnico; pero también éstos avances conllevan a crear grandes monopolios y a convertir el lucro en un valor supremo: Lo privilegia y estimula la competencia; la globalización hace que el poder y la riqueza estén en manos de unos pocos. La Iglesia da respuestas valiosas a este fenómeno, le reconoce sus aspectos positivos, pero también rechaza lo negativo. La globalización, por lo tanto, crea una nueva economía, por así decirlo, con características bastante preocupantes en cuanto al desarrollo de los pueblos y países:
Principalmente hay una fuerte concentración de ingresos provocando una enorme brecha entre los países desarrollados y subdesarrollados. Se presenta también una desregulación de la economía donde no existen unas normas económicas que rijan a estados y empresas a nivel mundial; se privatizan las empresas y no hay juego de mercado; hay una total independencia del control estatal; el poder económico, lastimosamente, está concentrado y se reduce a un grupo de naciones, los cuales a costa de los países pobres crecen sus capitales a gran velocidad, sin importarles la miseria en la que dejan a los subdesarrollados.
Esta impactante realidad la analiza la doctrina y pastoral social de la Iglesia, y pide promover una globalización diferente donde prime la solidaridad, la justicia y el respeto de los derechos humanos, pues la globalización sin solidaridad afecta grave y negativamente a los sectores y poblaciones pobres, llegando al límite de la exclusión social. El Papa Benedicto XVI en su encíclica “caritas in veritate” subraya: “En la época de la globalización, la actividad económica no puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común en sus diversas instancias y agentes”. Se hace, pues, lógico e importante un principio de gratuidad como la mayor expresión de la fraternidad.
La globalización y la economía internacional en Latinoamérica ha facilitado una mayor integración y apertura a las realidades mundiales, ha habido una liberalización del comercio, con TLC que no siempre benefician a los países más pobres, desaparecen fronteras para muchos agentes económicos, pero los resultados no han sido los esperados, ya que no ha aumentado el empleo, el producto interno bruto de los países; la reducción de niveles de pobreza ha sido mínimo, para rematar es muy precario el control del narcotráfico, prostitución, comercio de armas, emigrantes, los cuales destruyen el tejido social y económico en las regiones.
La realidad colombiana en torno a la globalización también es crítica, a raíz de un paso abrupto de un modelo económico proteccionista a uno con apertura neoliberal, el estado no estaba preparado para afrontar la libertad en los mercados. También hace falta procesos de investigación para obtener desarrollo tecnológico, no hay infraestructura, simplemente no hemos podido insertarnos en la dinámica de la economía mundial-global.
Otra realidad socioeconómica es la crisis económica mundial que tiene como consecuencia primordial el deterioro de la economía causada por altos costos de materias primas, sobrevaloración del producto, crisis alimentaria mundial, la inflación, crisis crediticia, hipotecaria, desconfianza en los mercados. En América Latina ha traído los problemas de remezas, el desempleo subió enormemente sus índices, el comercio ha sido seriamente afectado. Colombia por su parte, se ha visto afectada en sus exportaciones, no hay contrato garantizado para trabajadores, en este año no habrá crecimiento económico (0%), el gobierno gasta más de lo que produce. La realidad es bastante preocupante en todo el planeta, pero no podemos perder la esperanza de que se pueda enfrentar con efectividad estas problemáticas económicas. La doctrina social de la Iglesia pide más confianza recíproca y generalizada en el mercado, mostrar comportamientos de ética social, transparencia, honestidad, relaciones mercantiles con el principio de gratuidad y la lógica del don, se exige caridad y verdad.
Se vive y se expresa claramente una situación de extrema pobreza, por un lado y de extrema riqueza, por el otro. En los países pobres existe una grave inseguridad de vida por falta de alimentación, millones de personas sobreviven con menos de un dólar diario, hay pérdida de empleo, no se cumple y se hace efectivo el derecho a agua potable, pues sencillamente por falta de un sistema económico para la distribución. Los países más ricos acumulan dinero y se lucran solo a ellos mismos. “No se puede erradicar la extrema pobreza si no se erradica la extrema riqueza”. El mundo necesita igualdad en: oportunidades, condiciones de vida y distribución de los recursos.
Para superar el problema socioeconómico del desempleo se tiene que frenar la economía conmutativa y distributiva que se aplican hoy en día y hacer efectiva una justicia social la cual está basada en acciones por las cuales a cada persona que interviene en la actividad económica le dan una vida digna. La Iglesia tiene el deber de formar conciencia social para que el trabajador viva dignamente junto con su familia. A nivel rural si se quiere acabar con el desempleo o por lo menos que haya una disminución notable, es necesario más producción en vez de tanta mano de obra, jornales bien pagos, que los jóvenes no se vayan del campo, calidad en el empleo con alta productividad, tecnología e infraestructura.
La pregunta fundamental sería ¿Es posible erradicar, romper el círculo de la pobreza? La respuesta sería ¡no es imposible! Es necesaria una mayor cobertura de salud, servicios públicos, educación, acceso a crédito blando, tecnología y titulación masiva de tierras para pequeños productores y se hacen necesarios una verdadera reforma agraria. Hoy lo que más necesitamos es que se dé un desarrollo sostenible que subsane condiciones de vida inhumanas. Los pobres en la sociedad no se deben considerar como algo inútil, debemos valorarlos como una riqueza desde lo económico.
“La pobreza hoy es pobreza de conocimiento y del uso y acceso a nuevas tecnologías” Por ultimo es de resaltar la enseñanza que nos hace Benedicto XVI en su reciente encíclica: “caridad en la verdad significa la necesidad de dar forma y organización a las iniciativas económicas que, sin renunciar al beneficio, quieren ir mas allá de la lógica del intercambio de cosas equivalentes y de lucro como fin en sí mismo”.
Queda pues, el gran reto para la doctrina y pastoral social de la iglesia el seguir dando respuesta a estas realidades socioeconómicas y contribuir con el desarrollo humano digno y sustentable.
NESTOR CAMILO GARCIA LOPEZ
Propedéutico

sábado, 3 de octubre de 2009

APARECIDA ... GRAN NOTICIA PARA NUESTROS PUEBLOS


V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE (APARECIDA).


Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida.

América Latina y el Caribe tiene una gran riqueza: la religiosidad popular que día a día se purifica y hace crecer en la fe, y la diversidad de culturas que se unen con sus diferencias para seguir a Cristo. Es necesario que todos los bautizados sean discípulos y misioneros de Cristo, que salgan sin miedo a evangelizar, con los medios de hoy, las diferentes problemáticas sociales, económicas y políticas, llevando a Cristo y su buena nueva a todos los pueblos, regalando la verdadera vida en Él. Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, sin Él no tiene sentido la realidad y por tal motivo la Iglesia debe invitar al seguimiento de Jesús, a configurarse con Él, para ser un discípulo misionero de la vida, del amor, del servicio, de la paz. Hoy más que nunca América Latina y el Caribe necesita que la novedad del evangelio se revitalice, se confirme y principalmente que todos los pueblos tengan un encuentro personal y comunitario con Cristo, para alejar los ídolos que la cultura actual presenta, para abandonar los caminos de sombras, para superar los problemas sociales y la injusticia. La vida de nuestros pueblos hoy está inmersa en medio de una realidad sociocultural fuertemente influida por la globalización que trae tanto ventajas como desventajas, tristemente se da el uso de la mujer, se violenta su dignidad, los medios de comunicación social son distractores que acaban con la vida familiar y se quiere sacar a Dios de la vida de las personas. En la situación económica se ven sombras como el monopolio de los mercados, el lucro como valor supremo, la pobreza, el desempleo, la explotación laboral y las migraciones. En la dimensión sociopolítica se ha dado un progreso en la democracia, pero también se está presentando un autoritarismo en algunos gobiernos, la corrupción afecta la sociedad y el estado, se aprueban leyes contra la vida humana. Los discípulos misioneros de Cristo, con la alegría de serlo, deben llevar la esperanza y centrar su misión en evangelizar estas dimensiones. La vida de Jesucristo en los discípulos misioneros debe llevarlos a anunciar la buena nueva de la dignidad humana, de la familia, de la actividad humana en el trabajo, en la ciencia y la tecnología, la buena nueva del destino de los bienes y la ecología. Para ser verdaderos discípulos misioneros de Cristo hay que seguir un itinerario formativo teniendo como centro la espiritualidad trinitaria y el encuentro con Jesús en los diferentes espacios. La formación debe ser integral, kerygmática y permanente donde se dé la iniciación cristiana, la catequesis y la maduración de la fe. La vida de Jesucristo para nuestros pueblos lleva a una opción preferencial por la dignidad humana, la justicia, la caridad, por los excluidos, pobres y desplazados; la vida de Jesucristo lleva a una renovación pastoral en todos los ámbitos, a una ayuda eficaz para los rostros sufrientes (personas de la calle, migrantes, enfermos, adictos dependientes, detenidos en la cárcel). La evangelización requiere un cambio urgente y para comenzar con esta ardua labor es necesario llevar la buena nueva a las culturas de nuestros pueblos, evangelizar con decisión la vida pública, la sociedad urbana, los medios de comunicación y todos los nuevos areópagos de la vida actual.
“María es el modelo perfecto de discípula y misionera de Jesús”.



COMENTARIO


¡Es de admirar el gran trabajo que hacen los diferentes Obispos de América Latina y el Caribe en nuestros pueblos, son verdaderos pastores a imagen de Jesucristo!
El documento conclusivo de Aparecida es una verdadera ayuda para todas las Iglesias particulares, para las Parroquias y para cada uno de los bautizados que quieren responder al llamado de Cristo siendo auténticos discípulos misioneros que buscan cambiar las sombras de muerte que la cultura actual del consumismo, el dinero, el poder y el placer han ido poniendo en nuestra sociedad. Esta V conferencia nos plantea, nos propone un gran reto: ¡ser discípulos y misioneros de Jesucristo!, pero lo positivo es que nos muestra la realidad a la cual nos enfrentamos y además nos da las pautas y directrices para llegar a esa plena configuración con el maestro. No nos abandonan en esta ardua tarea, todo lo contrario, nos animan, aconsejan y muestran su apoyo incondicional. Somos una Iglesia unida en la esperanza y en la fe, caminamos hacia la plenitud del amor, la solidaridad y la reconciliación.
Me impacto profundamente la propuesta de los Obispos: ¡NAVEGAR MAR ADENTRO! Estas sencillas palabras nos deben interpelar a todos los bautizados que muchas veces no sentimos la Iglesia como nuestra y la abandonamos, dejando las tareas de evangelizar a unas pocas personas. Navegar mar adentro significa empezar a buscar el encuentro personal con Jesucristo, el maestro bueno, que nos fortalece y prepara para que salgamos a proclamar con alegría, fuerza y vigor su buena nueva, su cultura de la verdadera vida y de la felicidad plena, ¡Jesucristo le da sentido a nuestra existencia y realidad!, navegar mar adentro es salir de los templos y encontrarnos con los pobres, marginados, drogadictos, con la injusticia, la indiferencia, el rechazo, la prueba, para tener la valentía de ayudar, de sufrir con ellos, de denunciar, de proponer, de buscar soluciones viables y sostenibles para todos los problemas que nos afectan. Navegar mar adentro implica sacrificio, esfuerzo, gastar todas las energías posibles y si es necesario dar la propia vida por el reino de Dios. En este navegar no podemos ir solos, por tal motivo como discípulos misioneros debemos dar testimonio de vida, no solo con palabras bonitas, sino también con acciones llamando así la atención de todos los bautizados que tienen todas las potencialidades para ser discípulos misioneros; nosotros como vocacionados debemos dar el primer paso anunciándoles a Cristo y proponiéndoles la gran aventura de evangelizar. Navegar mar adentro incluye, si es posible, estar dispuestos a ir a la otra orilla y llevar a Cristo a los que aún no lo conocen.
Esta V conferencia Latinoamericana y del Caribe nos anuncia una gran noticia: ¡SOMOS UN CONTINENTE RICO! Aunque muchos no lo crean es verdad ¡SOMOS RICOS PORQUE TENEMOS A CRISTO! con Cristo tenemos un gran camino a seguir, iluminados con la luz y verdad del Espíritu Santo, y el amor paternal de Dios que nos ha acompañado desde siempre. Además de reconocer la riqueza de poseer a Cristo es maravilloso destacar otras riquezas que tenemos, pero no solo basta con admirarlas, es necesario conservarlas y cuidarlas como perlas preciosas. Estas son nuestras riquezas: la familia, la piedad popular, la diversidad de culturas, el medio ambiente y diversidad de fauna, flora, animales. Personalmente admiro el empeño de muchos Sacerdotes por custodiar estos tesoros, no escatiman esfuerzos, dan su vida totalmente para salvaguardar el patrimonio humano, cultural y material de América Latina y el Caribe. Como discípulos misioneros tenemos la delicada labor de sembrar la unión y el amor en las familias, purificar la piedad popular y aprovechar estas muestras de fe, dar a conocer debidamente la religión a las culturas y crear consciencia de respeto para el ecosistema que es una creación de Dios para el bienestar del hombre. Los Obispos de América Latina y el Caribe dan un gran aporte a la vida de los pueblos hablando de nuestras riquezas, pero también juzgando a la luz de Cristo lo que las están destruyendo. De esta manera conocemos la verdad y tomaremos medidas para mejorar.
Me pareció de vital importancia que en esta Conferencia Episcopal se haya resaltado e inculcado el amor por la Eucaristía. Sí, es la Eucaristía la mayor revolución de la historia, como dijo el Papa Benedicto XVI; es en la Eucaristía donde se une plena y verdaderamente el pueblo de Dios; es en este sacramento por excelencia donde los discípulos misioneros alimentan su fe, logran una alta maduración de ésta y le encuentran pleno sentido a la misión a la cual han sido encomendados; es en la Eucaristía donde aprendemos a amar como Cristo y a reconocer a los demás como hermanos que necesitan de nuestra solidaridad y caridad.
Un reto aún mayor que exige la cultura actual es el de ser discípulos misioneros de Jesús con una experiencia fuerte de Dios y con una formación integral en todos los campos de la sociedad; se necesitan discípulos misioneros con grandes capacidades intelectuales, bien cultivadas y puestas al servicio de la Iglesia; se necesitan discípulos misioneros con convicción y santidad; se necesitan discípulos misioneros que sean capaces de llevar la vida de Cristo a las familias, a los niños, adolescentes, jóvenes, adultos, pobres, ricos, de nuevo a los que se han retirado de la Iglesia, a los que no creen en Dios, a los profesionales, científicos, economistas, políticos…; se necesitan discípulos misioneros que mueran a sí mismos y dejen habitar en sus vidas a Cristo, el humilde servidor de toda la humanidad.
Finalmente, este documento de Aparecida me deja una gran invitación a dar sin temor mi vida para que muchas personas tengan vida en Jesucristo, siguiendo con fidelidad y pasión el ejemplo de la Santísima Virgen María, de los apóstoles, mártires y Santos que dieron el vivo y eterno testimonio de DISCIPULADO Y MISIÓN EN CRISTO.


NÉSTOR CAMILO GARCÍA LOPEZ